El inteligente, el tonto y el siervo

Lu Xun

Ilustración de Zhao Yannian 赵延年 (1924-2014)

Había un siervo que no hacía más que buscar a quien contarle sus penas. Era lo único que quería hacer y lo único que podía hacer.

Un día, se encontró con un tipo inteligente.

«¿Sabe usted, señor? La mía es una vida inhumana —le dijo apenado y deshecho en lágrimas—. Nunca sé si podré comer siquiera una vez al día y, cuando consigo llevarme algo a la boca, no es más que el salvado de sorgo que no quieren ni los cerdos ni los perros, y tan escaso que apenas alcanza para llenar un tazón chico…».

«¡Qué lástima, de verdad!», le respondió apenado el inteligente.

«¿A que sí? —dijo el siervo, algo más animado por su reacción—. Encima, me paso el día trabajando sin descanso desde el alba hasta el anochecer. Por la mañana temprano voy a buscar agua y por la noche preparo la comida; la mañana me la paso ajetreado de acá para allá y por las tardes me pongo a moler el trigo. Si hace buen día, lavo la ropa. Si llueve, llevo los paraguas. En invierno enciendo la estufa y en verano agito el abanico.  Incluso hay veces que, en plena noche, tengo que ponerme a cocinar setas para cuando mi amo vuelva de jugar a las apuestas. Y aun así, cuando el amo gana algo, no reparte nada conmigo, es más, a veces tengo que aguantar que me zurre con la correa…».

«Ay, ay…», suspiraba el inteligente con los ojos enrojecidos y a punto de llorar.

«¡No puedo seguir así, señor! Tengo que encontrar la manera de salir de esta situación, pero, ¿cómo?»

«Ya verás que todo irá a mejor», trató de consolarlo el inteligente.

«¿De verdad? Ojalá —dijo el siervo ilusionado—. Ahora que le he contado mis penas y usted se ha compadecido y me ha consolado, ya me siento mucho mejor. No es el fin del mundo…».

Pasados unos días, el siervo volvió a sentirse deprimido, así que volvió a salir y encontró a otra persona a quien contarle sus penas.

«¿Sabe usted, señor? —dijo con lágrimas en los ojos—. Vivo en una barraca peor que una porquera. Mi amo me trata como si no fuera una persona, trata mil veces mejor a su perro que a mí…».

«¡Será idiota!», gritó aquel tipo, dejando al siervo boquiabierto. Había dado con un tonto.

«Señor —siguió contándole el siervo al tonto—, vivo en un barracón viejo, húmedo y oscuro, lleno de bichos asquerosos que no paran de picarme cuando duermo. Apesta tanto que casi no puedo respirar y no tengo ni una triste ventana».

«¿Y por qué no le pides a tu amo que te abra una?»

«¿Cómo voy yo a pedirle tal cosa?»

«A ver, llévame a ver el barracón».

El tonto acompañó al siervo hasta el barracón. Una vez allí, el tonto hundió las manos en el muro de adobe y se puso a abrir un hueco.

«¡Pero, señor! ¡¿Qué está haciendo?!», repuso el siervo espantado.

«Te estoy abriendo una ventana».

«¡No puede hacer eso! ¡Mi amo me castigará!».

«¿Qué más da lo que diga?», contestó el tonto mientras seguía horadando la pared.

«¡Socorro! —se puso a gritar el siervo, llorando y revolcándose por el suelo— ¡Un ladrón me está derrumbando el cuarto! ¡Deprisa! ¡Vengan rápido que me echa la casa abajo!».

Alertados por los gritos, acudieron varios siervos más. Se abalanzaron contra el tonto y lograron echarlo.

El jaleo también llegó a oídos del amo, que salió con parsimonia y fue el último en llegar al lugar.

El siervo se dirigió con reverencia a su amo, ufano tras haber conseguido echar al tonto: «Un malhechor vino a derribarme el cuarto —le contó—, pero me puse a gritar y entre todos conseguimos que se largara».

«Muy bien hecho», respondió el amo.

Aquel día, mucha gente acudió a dar ánimos al siervo. Entre ellos, el inteligente.

«Señor, el amo me ha elogiado por mi buen comportamiento —le contó el siervo al inteligente, contento como si estuviera lleno de esperanza—. Usted tenía toda la razón: todo ha ido a mejor…».

«¿Lo ves? —le respondió el inteligente, muy contento también— Claro que sí».

26 de diciembre de 1925

Traducción de Manuel Pavón-Belizón

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聪明人和傻子和奴才

鲁迅(著)

奴才总不过是寻人诉苦。衹要这样,也衹能这样。有一日,他遇到一个聪明人。

“先生!”他悲哀地说,眼泪联成一线,就从眼角上直流下来。“你知道的。我所过的简直不是人的生活。吃的是一天未必有一餐,这一餐又不过是高粱皮,连猪狗都不要吃的,尚且衹有一小碗……”

“这实在令人同情。”聪明人也惨然说。

“可不是么!”他高兴了。“可是做工是昼夜无休息:清早担水晚烧饭,上午跑街夜磨面,晴洗衣裳雨张伞,冬烧汽炉夏打扇。半夜要煨银耳,侍候主人耍钱;头钱从来没分,有时还挨皮鞭……。”

“唉唉……”聪明人叹息著,眼圈有些发红,似乎要下泪。

“先生!我这样是敷衍不下去的。我总得另外想法子。可是什么法子呢?……”

“我想,你总会好起来……”

“是么?但愿如此。可是我对先生诉了冤苦,又得你的同情和慰安,已经舒坦得不少了。可见天理没有灭绝……”

但是,不几日,他又不平起来了,仍然寻人去诉苦。

“先生!”他流着眼泪说,“你知道的。我住的简直比猪窝还不如。主人并不将我当人;他对他的叭儿狗还要好到几万倍……”

“混帐!”那人大叫起来,使他吃惊了。那人是一个傻子。

“先生,我住的衹是一间破小屋,又湿,又阴,满是臭虫,睡下去就咬得真可以。秽气冲著鼻子,四面又没有一个窗子……”

“你不会要你的主人开一个窗的么?”

“这怎么行?……”

“那么,你带我去看去!”

傻子跟奴才到他屋外,动手就砸那泥墙。

“先生!你干什么?”他大惊地说。

“我给你打开一个窗洞来。”

“这不行!主人要骂的!”

“管他呢!”他仍然砸。

“人来呀!强盗在毁咱们的屋子了!快来呀!迟一点可要打出窟窿来了!……”他哭嚷着,在地上团团地打滚。

一群奴才都出来,将傻子赶走。

听到了喊声,慢慢地最后出来的是主人。

“有强盗要来毁咱们的屋子,我首先叫喊起来,大家一同把他赶走了。”他恭敬而得胜地说。

“你不错。”主人这样夸奖他。

这一天就来了许多慰问的人,聪明人也在内。

“先生。这回因为我有功,主人夸奖了我了。你先前说我总会好起来,实在是有先见之明……。”他大有希望似的高兴地说。

“可不是么……”聪明人也代为高兴似的回答他。

一九二五年十二月二十六日